NO NACÍ MAMÁ ¿por qué?

Creemos que la famosa frase “nadie nace sabiendo” se aplica a la perfección para la maternidad. Así como no nacimos sabiendo hablar ni caminar, tampoco nacimos sabiendo maternar.

Para hablar y caminar debimos madurar a nivel físico y psíquico y debimos tener un entorno que funcionara de modelo y de soporte para poco a poco ir probando, experimentando, y alcanzando logros rudimentarios y luego otros más elaborados. Seguro se dieron pasos intermedios como reptar y gatear en el caso de la marcha y balbucear o repetir en el caso del habla.

¿Por qué entonces asumimos nosotras y asumen los demás que a maternar no se aprende sino que “se sabe”? ¿Por qué aparecen las famosas frases como “una madre sabe…” o “El instinto materno dice…”?

Pues no, las madres no tenemos todas las respuestas, ni siquiera muchas de estas respuestas, y está bien que así sea. De hecho muchas veces las “certezas” que vamos conquistando dejan de ser tales cuando nuestro hijo o hija crece un poco más. Seguro a muchas les ha pasado que encontraron una forma “exitosa” para dormir, bañar o darle de comer a su hijo o hija y unos meses más tarde o incluso semanas más tarde esto ya no funciona más y hay que volver a remarla, buscar nuevas opciones, reinventarse y volver a probar.

De eso justamente creemos que se trata buena parte de la maternidad, de aprender a vivir sin esa pseudo estabilidad que te da “ el saber”, aceptando el desconcierto, el cambio constante. Ser conscientes de que todas las conquistas son “relativas” y que siempre puede aparecer un escenario nuevo donde no sepamos cómo actuar y nos sintamos tan primerizas como aquel día que llegamos del hospital con nuestro bebé recién nacido y no sabíamos ni donde apoyarlo.

Lo que sí podemos con el tiempo es ir ganando confianza; confianza en una misma así como en nuestro hijo o hija y en la familia que hemos construido. Al igual que en el aprendizaje de la marcha o el habla, la confianza es clave para aprender a maternar; así como también es importante el entorno, que confíen en nosotras, que no antepongan mandatos o costumbres sobre nuestras decisiones. 

Concebimos entonces la maternidad como un sitio “en construcción”, con lo vertiginoso que esto puede ser pero a la vez como un camino de oportunidades para reinventarse, empezar de cero, equivocarse, perdonarse, y volver al ruedo.  

“Madre no se nace, se hace”; se aprende sobre la marcha, entregándonos a la experiencia, que muchas veces no está exenta de malestar, es cierto, pero que también nos trae de los momentos más gratificantes y de mayor plenitud.

De eso justamente creemos que se trata buena parte de la maternidad, de aprender a vivir sin esa pseudo estabilidad que te da “ el saber” que ya viene dado, aceptando el desconcierto, el cambio constante. Ser conscientes de que todas las conquistas son “relativas” y que siempre puede aparecer un escenario nuevo donde no sepamos cómo actuar y nos sintamos tan primerizas como aquel día que llegamos del hospital con nuestro bebé recién nacido y no sabíamos ni donde apoyarlo.

Lo que sí podemos con el tiempo es ir ganando confianza; confianza en una misma así como en nuestro hijo o hija y en la familia que hemos construido. Al igual que en el aprendizaje de la marcha o el habla, la confianza es clave para aprender a maternar; así como también es importante el entorno, que confíen en nosotras, que no antepongan mandatos o costumbres sobre nuestras decisiones. 

Concebimos entonces la maternidad como un sitio “en construcción”, con lo vertiginoso que esto puede ser pero a la vez como un camino de oportunidades para reinventarse, empezar de cero, equivocarse, perdonarse, transformarse y volver al ruedo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll hacia arriba