“¡Qué papita el medio horario!” me dijo una vez un compañero (si, varón) de trabajo????.
No les puedo explicar, la furia que me invadió por dentro. “¿Cómo dijiste? No tenés ni idea de lo que hablás ni de lo que es tener un hijo/a ¿no?” Eso fue lo que desde mi sensibilidad puérpera le pude decir, para después irme completamente indignada.
Este comentario es algo que aún me sigue molestando y hace un tiempo que vengo preguntándome por qué me quedó haciendo tanto ruido.
Lo que me di cuenta es que entra junto con muchos otros comentarios que he recibido de este estilo, que claramente responden a que vivimos en una sociedad que continúa perpetuando y validando la violencia machista hasta en sus formas más “suaves”.
“Qué divino venir 3 horitas y después irte para tu casa”, fue el otro comentario que acompañó al primero. Claramente buscando mi reacción, mi enojo.
Compañero, no estoy sólo enojada contigo, estoy enojada con el sistema. Compañero, lo invito a deconstruirse un poquito, a ver si podemos estar juntos del mismo lado en esto.
????Ser madre, me hizo ser mucho más consciente de nuestro lugar de desventaja, no porque no lo fuera antes, sino porque en persona me choqué con esa pared.
Y ser madre de una mujer, me hizo PRENDERME FUEGO ????.
A mi hija: hoy estamos peleando por un lugar en donde podamos vivir en igualdad de condiciones, para que tus compañeros de trabajo no te hablen como a mí.
Hija, hoy las mujeres estamos RE-CONECTÁNDONOS con nosotras mismas y entre nosotras, porque ya no es bueno, es necesario que lo hagamos. Es necesario que vivamos este recorrido juntas, acompañadas, unidas.
????A todas las mujeres madres que forman parte de esta comunidad, somos POTENCIA, somos FUERZA CREADORA, somos mejores cuando CAMINAMOS JUNTAS.
¿Te pasó alguna vez de sentirte así? ¿Te hicieron algún comentario como este? Si te pasó, nos encantaría leerte.